sábado, 27 de marzo de 2010

¿Qué es la Antropología Filosófica?

Para ingresar al estudio de la Antropología Filosófica, primero conozcamos el significado de los términos “Antropología” y “Filosofía”.

Antropología. (De antropo- y -logía).

1. f. Estudio de la realidad humana.

2. f. Ciencia que trata de los aspectos biológicos y sociales del hombre.

Filosofía. (Del lat. philosophĭa, y este del gr. φιλοσοφία).

1. f. Conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano.


El centro de reflexión de la antropología filosófica es el ser humano.

Busca comprender al hombre como un ser que vive y sabe que vive. Él es el único ser que necesita comprenderse para saber quién es, quién quiere ser y qué puede realizar. Preguntas:

¿quién soy?

¿qué quiero ser?

¿qué puedo hacer?

El hombre percibe su vida como una posibilidad única en la que ganarse o perderse dependen de sí mismo. Este impulso hacia el saber brota de la conciencia de su propia finitud, es decir, de saber que no es dueño del tiempo y, por lo tanto, necesita diseñar su vida.

La antropología filosófica reflexiona acerca de la existencia humana, la cual es de suyo compleja y problemática. En su libro El problema del hombre dice Gevaert: “La antropología filosófica no crea ni inventa los problemas del hombre. Los encuentra, los reconoce, los asume, los examina críticamente”.

Las preguntas “¿Quién soy?” “¿Quién quiero ser?” son propias del modo de existir del hombre. Por eso la antropología filosófica se pregunta por aquello que determina y posibilita la existencia humana, en la cual reside la dignidad propia del hombre.

El objeto al que dedicaremos nuestra atención es el hombre, con un plus que es saber que ese objeto al que buscamos conocer es un sujeto.

Cuando preguntamos qué es el hombre pedimos como respuesta un ente, una esencia acabada, un algo.

Cuando preguntamos quién es el hombre preguntamos por alguien y este alguien es un sujeto haciéndose, una posibilidad que busca concretarse.

La representación que cada uno de nosotros tiene del hombre está plasmada de valores y fines, que orientan nuestra acción.

No hay ningún hombre que exista sin tener que comprender. La necesidad de saber no es ajena al hombre, lo constituye. La subjetividad humana es una subjetividad que interpreta, lo cual implica una toma de posición respecto de sí y de los otros.

De este modo los hombres vamos dando significado a nuestras acciones, elecciones, tareas, transformando el tiempo de nuestra vida en historia. Con estos momentos del presente que se van transformando en historia se van armando estructuras significativas desde donde SE COMPRENDE EL PASADO Y SE PROYECTA EL FUTURO. La vida humana es un acontecer que se va narrando, es historia.

La antropología filosófica es necesariamente histórica. Recoge lo que el hombre ha dicho de sí mismo y lo interpreta desde el presente. La antropología debe hacerse cargo de esta dimensión histórica del hombre, de la red de significados que se van construyendo en el tiempo.

Articulación de la antropología filosófica con las otras antropologías y demás ciencias que estudian al hombre.

A partir del siglo XIX y a lo largo del XX asistimos a una multiplicación de las ciencias que estudian al hombre. La consolidación de las ciencias humanas y el surgimiento de una serie de antropologías (cultural, física, social, médica, psicológica, religiosa) puso de manifiesto un interrogante: ¿Cómo hablar del hombre en medio de tantos discursos sobre él?

La antropología filosófica contemporánea se ha ido haciendo cargo de los aportes de estas ciencias, ubicándose en el cúmulo de saberes que nos ofrecen, no para renegar de ellos, sino, más bien, preguntándose en qué modifican el concepto que el hombre tiene acerca de sí.

Lo que llamamos hombre es, al mismo tiempo, el producto de una serie de determinaciones biológicas, psicológicas, sociales, culturales; y una posibilidad de realización, de deseos, de libertad. Mientras que las ciencias aportan cada día más datos específicos respecto de tales determinaciones, la antropología filosófica reflexiona tratando de integrar estos datos e interesándose en mostrar el entrecruzamiento que se produce entre lo determinado y lo indeterminado de la vida humana, entre condicionamientos y libertad.

El hombre, a partir de lo que es, se proyecta hacia lo que no es aún y desea ser. Estando determinado, viviendo en una situación concreta, en un aquí y un ahora, está impulsado a construirse a sí mismo, a ser él mismo con los otros, dándose libertad para hablar, para desear, dándoles sentido a sus vínculos, siendo libre para amar, trabajando en la construcción del mundo como un espacio habitable y digno.